Una película triste pero muy real. Aquí, en España, vemos el mundo de una forma distinta a cómo se vive en otros países. Vemos la vida de otras personas por la tele, tan lejanas, que muchas veces apenas si nos preocupan porque ya nos acostumbramos a verlas, y porque nos molestan los problemas (grandes, pequeños, absurdos) que tenemos a nuestro lado, y no al otro lado del "charco".
Recomiendo la película, para ver tranquilamente, y también poner todos los sentidos, porque aunque es fácil de entender, yo he de reconocer que a veces, cuando hablaban deprisa, había frases y palabras que se me escapaban.
En “Los colores de la montaña” conoceremos a Manuel, un niño de 9 años
que tiene una vieja pelota con la que juega al fútbol todos los días en
el campo. Sueña con llegar a ser un gran guardameta. Y el sueño parece
que se cumple cuando Ernesto, su padre, le regala un balón nuevo. Pero
un accidente inesperado hace que el balón caiga en un campo minado. A
pesar del peligro, Manuel decide no abandonar su balón… Convence a
Julián y a Poca Luz, sus dos mejores amigos, para que juntos lo
rescaten. En medio de las aventuras y los juegos infantiles, los signos
de un conflicto armado empiezan a aparecer en la vida de los habitantes
de la vereda La Pradera.
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