04 enero 2009

Escogiendo El Camino Equivocado...

Hay muchos momentos en nuestras vidas en los que decidimos dejar de pensar en los demás, de sentir aprecio por uno mismo.

Hay instantes en que las palabras de ánimo que nos regalan esas personas que están a nuestro alrededor y queremos, se quedan en tan sólo palabras que no sentimos, que no creemos, porque dejamos de sentir y creer en nosotros mismos.

Hay veces que tenemos tan poco amor propio, que a pesar de que nuestro corazón nos dice que hay personas que sufrirán si estamos mal, nuestra cabeza nos apedrea con sentimientos contrarios a estos, haciéndonos creer que nadie sufrirá si un día desaparecemos.

Hay situaciones muy difíciles a lo largo de la vida, que cuando más fuerzas necesitamos, es cuando menos la tenemos.

Evadimos el dolor con falsas sonrisas, con frases de consuelo a los que sufren por nosotros, en un intento vano de hacer creer a los demás que la situación está controlada y que no se den cuenta de que no es así, y también en la desesperación de querer creérselo uno mismo… aunque sea mentira.

Siempre pensamos que las cosas están bien desde la lejanía, incluso desde la misma cercanía de la persona que tenemos al lado, pero nos falta aún mucho para saber leer entre líneas, para mirar a los ojos y comprender que todo es un falso circo donde los payasos son lágrimas que luchan por esconderse detrás de una nariz roja.

Nos conformamos con frases hechas como respuesta, y seguimos mirando para otro lado, sin comprender, sin ver, sin querer sentir, que hay que mirar algo más que palabras, algo más que sonrisas, algo más de lo que se quiere enseñar.

Y a pesar de que en un pequeño rinconcito de nuestra alma, sabemos que nos quieren, que hay personas que sufren y lloran con nuestro dolor, seguimos maltratándonos en un intento vano de montar un mundo inexistente por no querer hacer daño a los demás.

Dejarse morir no es la mejor opción, por muy dura que sea la vida. Y querer morir antes machacándose el cuerpo y el alma, idem.

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