17 julio 2007

Vaya preocupaciones...

Dicen que es peor perder a un hijo que a un padre, porque la naturaleza nos “enseña” que una persona mayor, por edad, debe irse antes que una persona joven.

Pero no siempre es así, hoy en día mueren más jóvenes que personas mayores, accidentes de tráfico, enfermedades…

En mis casi 30 años de vida, me ha tocado vivir muy de cerca dos de los tres casos de muertes que pueden darse: por enfermedad y por accidente. El tercero es por vejez.

Por accidente, hace ya muchísimos años que perdí a un amigo muy íntimo en un accidente de moto, con 19 años. Así, de un día para otro, “sin anestesia”, como se dice. Y por enfermedad, perdí a mi padre hace 7 años por un cáncer, después de varios meses de incertidumbre y uno de completo sufrimiento.

Muchos nos planteamos a veces, a lo largo de nuestra vida, si es mejor que casi no te dé tiempo a reaccionar y todo sea de un día para otro, o tener un tiempo para poder asimilarlo y despedirnos de la persona que vamos a perder.

Después de pasar por dos casos, no me consuela ninguno de ellos, ni es mejor ni peor, porque el final es igual de doloroso, y se sufre de la misma forma, no pudiendo hacer nada de lo planeado en ninguno de los dos casos, y en muchas ocasiones, ni tan siquiera podemos despedirnos de esa persona, o decirles todo aquello que siempre quisimos pero que por muchas razones nos guardamos.

Yo sólo me pude despedir de mi padre en sueños, ya que tomamos la decisión de no decirle que se estaba muriendo, para ahorrar más sufrimiento. No sé si fue la decisión más acertada, pero nosotros creimos que sí, y así actuamos, cosa de la que creo que no nos arrepentimos ninguno. Pero sí de no aprovechar muchas ocasiones que nos brinda la vida para comunicarnos más con las personas que queremos, de decirles que les queremos, que forman una parte muy importante de nuestras vidas, de abrazarlos más, de retenernos por pensar que son cosas que se sobreentienden…

Todas estas reflexiones, aunque planean por mi vida en muchas ocasiones, las plasmo aquí porque ayer me enteré de que una persona cercana a mí, a pesar de estar en mi vida, y no haber “intimado” suficiente con ella, se está muriendo. Sin nada que hacer ya por ella, sólo queda esperar que se termine de apagar, en coma, con cáncer, enganchado a una máquina que lo único que hace es mantenerlo atado a una vida que ya no es suya.

Una persona joven, deportista… sin vicios… muerta en vida en una cama de hospital…

Vivimos apegados a un mundo que no es nuestro, preocupados por si lo que hacemos o no hacemos… nos cause tanto mal que nos lleve a la tumba, cuando luego acabamos en un ataúd por algo totalmente distinto… “amenazados” por el qué dirán, apariencias, protocolos…

Y aún así… seguimos preocupados por tonterías, y no vivimos… tan sólo nos dejamos llevar por la vida…

No hay comentarios: