Es, por lo menos curiosa, la forma que usa el ser humano para alejarse del dolor, de la realidad, a base de reírse (a veces de manera absurda). No importa si el chiste tiene relación directa con esa aguja que nos pincha el corazón y duele, simplemente nos transformamos, dejamos la mente en blanco, no pensamos en la realidad, y nos negamos a nosotros mismos que el daño existe y es real.
Anoche, después de dos horas y media en un tanatorio, puedo asegurar que la mente puede hablar tranquilamente sobre tonterías o sobre realidades en momentos delicados, y soltar una carcajada aunque al volver a la realidad estemos tan hundidos que ni siquiera pensemos que somos personas. No pensaba yo que en un funeral pudiera una persona comportarse de esa forma. También es cierto que en su día yo no pude hacer lo mismo.
Ahora sólo queda por pasar una cosa… tardar más o menos en darse cuenta de la triste realidad, y madurar, a los 16 años, antes de lo que debiera corresponderle.
Anoche, después de dos horas y media en un tanatorio, puedo asegurar que la mente puede hablar tranquilamente sobre tonterías o sobre realidades en momentos delicados, y soltar una carcajada aunque al volver a la realidad estemos tan hundidos que ni siquiera pensemos que somos personas. No pensaba yo que en un funeral pudiera una persona comportarse de esa forma. También es cierto que en su día yo no pude hacer lo mismo.
Ahora sólo queda por pasar una cosa… tardar más o menos en darse cuenta de la triste realidad, y madurar, a los 16 años, antes de lo que debiera corresponderle.
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