03 septiembre 2007

Stephen King - Cell

Puede ser un poco chocante en mí, pero no fue hasta que leí "Cementerio de animales" que no me aficioné a la lectura. A partir de ahí, he de decir que me considero una devora-libros.

Me enganchó desde un principio esos libros tan gordos, tan bien escritos y llevados con una facilidad pasmosa que te mantienen en vilo hasta el final, en los cuales es fácil imaginar cualquier escena o personaje gracias a sus formas, y pocas películas basadas en sus libros son de merecer (me encantó "El Cazador de Sueños", que cayó en mis manos unas Navidades gracias a mi hermano, por ser tan fanática de este loco que se hace llamar escritor).

He de decir que cada vez que veo un libro suyo, en edición especial, con pastas duras, en edición de bolsillo... siempre siento la necesidad de añadirlo a mi colección, siendo el autor del cual más páginas conservo.

Y éste es el último que cayó en mis manos, una tarde que estaba malita tumbada en el sillón mientras una persona iba a comprar y de paso... traérmelo... aysssss, qué bonito es el amor... jeje.



THERE'S REASON CELL RHYMES WITH HELL

Día 1 de octubre: Dios está en los cielos, la bolsa está a 10.140, la mayoría de los vuelos llegan a tiempo y Clayton Riddell, un artista de Maine, casi salta de alegría por Boylston Street, en Boston. Acaba de firmar un contrato para ilustrar un cómic que le permitirá mantener a su familia con su arte en vez de tener que dar clases. Ya ha comprado un regalo pequeño (¡pero caro!) a su sufrida mujer y tiene claro lo que va a regalar a su hijo Johnny. ¿Por qué no algo para sí mismo? Clay presiente que todo va a ir mejor a partir de entonces.

Pero bruscamente se trastorna todo: se produce una devastación masiva, causada por un fenómeno que más adelante llamarán "El Pulso", que se reproduce a través del teléfono móvil. De todos los teléfonos móviles. Clay, junto a unos cuantos supervivientes desesperados, se encuentra arrojado a una edad oscura, rodeados por el caos, la hecatombe y una masa humana degradada a su estado más primitivo.

Parece que no hay forma de escapar a esta pesadilla. Sin embargo, una flecha indica a Clay el camino de su casa en Maine; mientras él y sus compañeros de viaje avanzan entre escenas espeluznantes hacia el norte, empiezan a ver los crudos signos que confirman la dirección: KASHWAK=NO-FO. Una promesa, quizás. O una amenaza.

Hay miles de millones de teléfonos móviles en el mundo. ¿Quién no tiene uno? Esta novela fascinante, absorbente y cruel de Stephen King no solamente hace la pregunta "¿Me oyes ahora?", sino también responde, y de una forma muy, muy inquietante.

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