09 febrero 2007

¿Merece siempre la pena la espera?

Casi dos semanas esperando algo que deseas mucho y que sabes que va a merecer la pena, hace que llegado el momento pueda saber mejor, o darte una leche ante la decepción por no ser y tal como esperabas.

Pero al fin y al cabo son tan sólo dos semanas, 14 días que se pueden pasar volando si sabes organizar tu tiempo y no pensar de manera constante en aquello que quieres.

¿Qué me dices cuando en vez de dos semanas es un año?

Aún así, sigues sentada, delante del espejo, observando cómo pasa el tiempo por esos ojos que miran ansiosos, que buscan una solución al enigma de lo que anhelas y que no sabes resolver al terminar el día por más vueltas que le des y encuentres alguna que otra solución.

No importa, apechugaré con lo que venga, aunque no fuera eso lo que me esperaba, y porque al fin y al cabo, no era tanta la diferencia de esa idea principal.

Mañana... ¡¡Mañana por fin!!... habrá acabado una de las pequeñas agonías que me corroían en el silencio de mi casa de dos plantas intentando matar el aburrimiento (que el pobre no me ha hecho nada malo... a parte de "aburrirme")...

Y ya sólo quedará por contar las horas hasta la próxima semana, intentando en vano y desesperadamente que no llegue el fin, aun sabiendo no tener razón, y que este bucle interminable no me toca a mí lapidarlo, y aguantaré con resignación que... tampoco estoy tan mal... ¿Por qué me quejo entonces?

P.D.: Pudiera ser por mi condición de humana y mujer, que nos quejamos por todo, jeje.

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