10 septiembre 2008

Comenzando De Nuevo

Una de las cosas malas de ser funcionario... es ser funcionario interino.

Y ahora, después de casi tres años de estar donde actualmente trabajaba, ha llegado el final.

Por segunda vez desde que aprobé unos exámenes para entrar en una bolsa de trabajo, me encuentro en esta situación, y por desgracia, tengo mucho que perder, no sólo por quedarme sin trabajo, si no por las personas con las que he compartido tantos momentos durante todos estos años, a las que se coge un gran cariño porque el trato ha sido, en mayor parte, excelente.

He tenido mis más y mis menos con algunos de los compañeros. En algunos he podido confiar más que en otros, y la complicidad en algunos casos ha sido tan asombrosa, que cuesta mucho más tener que despedirse sin que salte alguna lagrimilla.

Me llevo muchísimos recuerdos, muchos más de los que pensé en un principio cuando comencé, muchas risas, muchísimas fotos que ahora tendré que despegar de mi panel (eso sí que lleva trabajo...), muchos sentimientos compartidos...

Y aunque a niveles generales es mucha la gente que he conocido y compartido mi día a día que me caen muy bien y que sé que nunca olvidaré, sí que tengo que hacer mención a 5 personas que dentro de tantos despachos y varias consejerías, son especiales por encima de los demás.

César. El que me lo hace cuando no me apetece subir o tan sólo quiero huir... Jeje, esto suena muy mal, pero él sí que sabe a lo que me refiero... ¡¡Y qué bien lo hace!! jajajaja. Él ha sido el más especial porque sabe cuándo he estado mal y ha estado ahí... hemos llorado juntos de la risa en el trabajo, y como ya dije una vez, esa complicidad es difícil encontrarla en estos sitios.

Otro César. Con esa sonrisa siempre de oreja a oreja, con toda su amabilidad, sus risas, sus consejos, su preocupación cuando me ha visto con carilla triste o cansada... y su último consejo, ese de que nunca diga que estoy mal, por si está cerca alguien a quien no le caiga bien y se alegre... ¡¡siempre estupenda!!

José. Ese Joselillo, con nuestros piques, con nuestras conversaciones sobre el balonmano, con esa simpatía que me ha mostrado desde el primer día que llegué al trabajo y me lo presentaron. Probablemente será con el que menos contacto pierda, ya que nos podremos ver casi todos los fines de semana en el balonmano...

Pilar. La compi a la que vine a sustituir, la que me ha enseñado el trabajo que tenía que desempeñar, y también la que sabe muchas cosas sobre mi vida personal, cuando he estado enfadada, cuando he pasado dificultades para estar en ciertas fechas en el trabajo, como el día de mi cumpleaños... Persona que he confiado en ella, y a la que también echaré mucho de menos, y que me alegro un montón que ella sí que haya podido coger plaza y quedarse en ese despacho.

Luis. Los últimos serán los primeros, o eso dicen... No podía dejarme atrás a mi jefe, que más que un jefe, ha sido un compañero, un igual, un amigo. Que en alguna ocasión me ha sacado los colores, pero con el que me río mucho, porque tiene una personalidad abierta, cariñosa, risueña, y una dedicación por el trabajo y la gente que le importa, increíble, y muchísimo más difícil de encontrar en un jefe que en cualquier otro puesto de trabajo. Y espero que no me vuelva a preguntar en estos días que me quedan que si lo voy a echar de menos, porque me va a ser más difícil tener que irme de este despacho.

Y bueno... ahora a la cola del paro, a engrosar esa lista tan larga que hay en la actualidad... por mí y por todos mis compañeros que se van, que son todos los interinos (vamos a disparar la cifra que va a asustar al propio ZP)... y esperar qué nos deparará nuestra nueva parada en esta vida dura de un funcionario interino...

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