Hoy va por César...

Siempre he sentido predilección por mi compañero de trabajo César. Hace año y medio, cuando llegué por primera vez donde actualmente estoy trabajando, fue el encargado de ponerme al día con todas las tareas que me tocaba hacer.

Llegué en Navidades, justo el día antes del “Vino de Navidad”, y aunque no me hacía mucha gracia ir puesto que no conocía a nadie aún, me decidí, y fue él mismo el que me “cuidó” durante toda la tarde, procurando que no me aburriera y que conociera a gente.

Gracias a su carácter abierto y a que él también está loco como yo, tardamos poco en congeniar. Me hicieron gracia dos comentarios que hizo un día, uno sobre que tardé poco en espabilarme (aunque rectificó y dijo que más bien los había espabilado yo a ellos), y que era normal que nos lleváramos bien ya que él estaba loco y yo más.

Este compañero de trabajo y amigo (que es más importante), se nos va a casar este mes, y creo que estamos el resto más nerviosos que él, jajajaja.

En todo este tiempo que lo conozco, nos hemos reído mucho, hemos hecho guerra de lanzamiento de clips, y sobre todo, aquel día que supuestamente me iba a ayudar a cotejar unos números de cuentas bancarias pero que… apenas si hicimos nada, porque por una razón tontísima, nos dio la risa, no podíamos ni hablar, ni mirarnos… uuuuuuuuuf, sí que dimos que hablar en los despachos, jeje. No recuerdo nunca haberme reído así en el trabajo.

Y es que ha sido tan fácil la complicidad…

Por eso mismo, hoy le dedico el blog a él, porque hoy nos ha invitado a unas cañas y yo por algunas razones no voy a ir, y porque estoy sensible y me emocionó muchísimo que bajara a mi despacho a preguntarme que si estaba bien como no iba a ir a la invitación. Los compañeros de trabajo, no todos hacen eso, se limitan a ser… compañeros de trabajo. Muchas veces es difícil encontrar a una persona así, y estoy contenta de haber topado con una de ellas…

Gracias, César, por ser como eres, por todo lo que me has dado (y que me seguirás dando, y bueno, yo te seguiré comprando el pan y haciéndote de taxi cuando lo necesites, jeje) y… ¡¡que no te cambie el matrimonio!! jajajaja.