02 agosto 2007

¿Quién nos obliga?

¿Quién determina lo que podemos o no podemos hacer cada vez que cumplimos un año más?

Me parece triste, por calificarlo de alguna manera, el hecho de que tener una determinada edad, te limita a hacer o decir cosas que te apetezcan.

Nos acostumbramos a que ciertas edades, decir a los padres que los queremos ya queda pasado de moda, que esas cosas son para decirlas cuando somos pequeños, y que ciertas muestras de afecto no son necesarias porque “no hace falta decirlo puesto que se sabe”. Nos imponen que superada la mayoría de edad, debemos “sentar la cabeza”, centrarnos en nuestra vida, dejar de lado las “chiquilladas” que apenas unas horas antes se nos permitía hacer por ser menores…

No es la sociedad la que nos controla, si no uno mismo, puesto que nos preocupamos más de qué dirán y de unos cánones que se imponen generación tras generación, sin que nadie diga “basta”.

Pero ya no me soprende ver que gente de varias generaciones más mayores que yo, por ejemplo, los abuelos, puedan verse sorprendidos ante la escasez de ropa de las jóvenes de hoy en día, de que entren y salgan de casa a horas que antiguamente ni se podía imaginar nadie, que los tiempos hayan cambiado pero que ellos se quedaron atrás sin remedio.

Y no avanzamos… esa es la pena.

El lunes, yo (el burro delante, siempre) y tres personas más, nos fuimos de Zurra, al concurso de Limoná. La cosa empezó un tanto… mmmmm, decepcionante, cuando unos días antes se me dijo que con mis 29 años, no tenía edad para, si me apetecía, dedicarme a tirar agua o limoná, que es lo que se hace, en eso se han convertido las fiestas, y eso es lo que hacen mayores y pequeños. Cosa que realmente hice (Albita sobre todo es testigo, que fue a la primera que le cayó el vasito de vino).

Dos puestos más a nuestra derecha, pudimos comprobar cómo un grupo de personas, muchísimo más mayores en edad que nosotros (pero mucho, mucho, ¿eh?), se lo estaban pasando bien, riéndose, disfrutando del momento en compañía de sus familiares y amigos… ¡¡y se estaban lanzando barreños de agua corriendo unos detrás de otros!!. Y yo no lo vi mal, me agradó ver la situación, y lo que se me viene a la mente es que ojalá y yo llegue a esa edad tan llena de vitalidad y haciendo lo que me apetezca, lo que sienta (con los límites correspondientes del respeto y tal y cual…), sin pensar que un joven me diga que estoy mayor para estas cosas, o uno incluso de mi generación.

Más sorprendida al día siguiente, cuando una compañera de trabajo, después de contarle lo bien que nos lo pasamos ayer, me pregunta (“si no es indiscrección”) por la edad, y cuando se la digo, a pesar de no llevarnos calculo que más de 10 años, que ya estoy un poco mayor para dedicarme a hacer ciertas cosas… ¿Enserio? Aysssssss. Pues va a ser que no. Porque no es más viejo el que más años tiene, si no el que se sienta más viejo, aun siendo joven. Algunos se limitan a no hacer cosas que están deseando hacer por el simple pensamiento de no estar acorde con su edad... Se cortan la libertad ellos mismos...


Y esto se puede "traducir" en muchos campos... Yo trabajo de atención al público, y hay una persona muy allegada a mí a la que no le parece correcto que un día me presente en vaqueros y zapatillas de deporte (será porque se me ven debajo de la mesa y el mostrador y da mala imagen...), si no que dice que para la edad que tengo, y trabajando de atención al público, tengo que ir "pija" al despacho... Aunque lo he dejado por imposible, y sé que en el fondo lo comprende... lo siento, pero yo no puedo ser de esas que se levantan una hora antes para escoger qué ropa le queda mejor con los zapatos, y taparse bajo varios kilos de maquillaje, y esos tacones insufribles por dar tan sólo una imagen de cara a los demás...

Yo prefiero ir bien, descansada, con una sonrisa y un ánimo que haga que trate a toda la gente que va a mi sección de forma que se vayan con otra sonrisa, y una sensación de estar bien atendido, y llevar unos vaqueros y una camiseta con alguna frase en inglés, que ir super-hiper-mega-pija, para que luego algun@s no sepan tratar a la gente, y encima le quiten la gracia a alguna salida de fiesta, ya que no pueden ponerse más pijas de lo que van al curro, por lo que no hay emoción ni ningún misterio.


Porque no quiero que el resto me limite con mis sentimientos, sólo por guardar una imagen, que al final, con tantas cosas que no se hacen por si uno piensa una cosa equivocada, o no pueden hacerse a mi edad, al final, nunca seré yo misma.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Según se van cumpliendo años a la gente se le acartona la cara... tu de todas formas aún eres jovencilla.

Por cierto, Raúl = Dios

Rosa Negra dijo...

Hombre... No creo que lo importante sea que se acartone la cara, si no el resto. El aspecto, al fin y al cabo, es lo que menos importa, porque como tú bien dices, todos nos acartonamos físicamente, y lo que vale es el interior (como en el anuncio del coche, jeje).

Lo de jovencilla me lo dices como si me llevaras una chorrera de años... y seguramente no sea así, ¿me equivoco?.

Y por cierto... ¡¡que se jubile ya!!